Tenía muchas ilusiones, ese día el corazón se le salía del pecho y sus sentimientos estaban a flor de piel. Una hora y media de desesperada búsqueda supo calmar sus ansias, ella creía que esa no iba a ser su noche. Se encaminó en otra aventura que poco tenía que ver con la anterior. Solo había coincidencias superficiales...Nada importante.
Cuando volvió (no por cansancio, sino por obligación) se encontró con algo que no esperaba. Tal vez era el lugar o el tiempo equivocado, pero ahí estaba desmintiendo la figura de chico bueno y fiel. Exagerando un amor ficticio que bien pudo ser un engaño. Ella lo dejó pasar, a fin de cuentas él no era de su propiedad. Minutos después se volvieron a encontrar pero esta vez es circunstancias neutrales. Un saludo seco con tono de reclamo fue lo único que ella accedió a darle, pero el tiempo (equivocado una vez más) interrumpió el encuentro, y él se despidió con una excusa perfecta dejando dicho que iba a volver enseguida. Pero ella no pensaba esperarlo.
Pasaron apenas dos días antes de que hablaran otra vez, pero no frente a frente. Enseguida la soberbia saltó en cada una de sus palabras, él se sentía cómodamente el centro del mundo.
No hacía falta pelear, nadie quería eso...Todo se transformo en una tensa charla, mezcla de celos con ansiedad. A veces se puede ser tan cruel y romper todo lo que armamos con sumo cuidado.
El tema no se tocó nuevamente y solo esperaba ella un nuevo encuentro donde el gusto de compartir sea mas fuerte que el deseo de pelear y ganar una batalla absurda. El giro inesperado que había tomado la situación la dejó atónita...Pero tenía en quien refugiarse.
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