¿O impulsos de terror y destrucción?
El rencor y el odio te envenenan
y matan a tu pobre corazón.
Respiras lentamente y angustiado
un aire que carece ya de amor
y en el fondo de tu hogar ya derrumbado
te has recostado puesto de cara al sol.
Ya, no pienses más en el pasado
o en los ecos de una voz que quedó atrás,
que tu mente se enamore del presente
y sonrías hasta que no vivas más.
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