Con tu mano sobre la mía caminé mucho tiempo. Tuve que soltarte un día, tirar manotazos al aire al ver que no te tenía más, cerrar fuerte el puño y golpearlo una o mil veces. Después llego el vacío, el abismo profundo e infinito. Y ahora aparece tímida tu palma que me empuja, me sostiene y me levanta. Y nunca podré explicar lo que significan esas manos para mí, nunca nadie va a saber la fuerza que tienen, pero me ayuda saber que están ahí.
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