El mundo es esclavo de lo que calla.

martes, 7 de diciembre de 2010

Bipolar

Femme
Sentí la verguenza en su máxima expresión, y sentí la sangre acumulada en mis mejillas. Los nervios de punta, sensibles y quietos; y lo que algunos suelen llamar (creo) mariposas en el estómago. Aunque para mí la sensación se asemejaba más a un escalofrío interno horroroso. 
Y vi tu cara radiante allá lejos. No dude ni una milésima de segundo, que se debía a tu imponente presencia el hecho de que yo perdiera todos los bocetos que sostenía en mi mano derecha.
Volví a mí, y con un típico gesto desesperado junté una a una las hojas amarillentas. Vos me veías de lejos, seguramente te reías para tus adentros, a pesar de que yo no levantaba la cabeza pude sentir el peso de tu mirada encima mio. Nuestros ojos se juntaron un segundo y yo aparté mi cara y di media vuelta, atrapada en una bruma de estupefacción. Cerré así mi ridículo acto de circo que vos encontraste divertido, o vulgar.
Me alejé, grabando el momento en mi memoria y repitiéndolo una y otra vez. Formulando hipótesis inconclusas en el camino de vuelta a casa. Meditando sobre tu reacción, tus ojos, tu forma..Nada de esperanza para mí. 




Homme
Te ví  en el otro extremo del parque, y lentamente me acerqué. Quería hablarte, no sabía como... En ese momento percibí tu disgusto; tal vez porque me habías visto, o tal vez porque de a uno se te volaban los papeles que sostenías en tu mano. Entonces entendí que no era oportuno acercarse. Y me conformé con seguir contemplándote, con tu vestido azul ceñido y fresco. Me lanzaste una mirada furtiva y me percaté de mi falta de disimulación. Levantaste todas tus páginas y me diste el último vistazo y bruscamente te diste vuelta y te fuiste, anulando mi única esperanza... Y ahí me quedé, pensando en como eras, en tu carácter frío, deseando mirarte otra vez.

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